BoF y McKinsey presentan la décima edición de su informe The State of Fashion 2026, anticipando un año desafiante aunque con la joyería cómo una de los grandes protagonistas en cuanto a industrias que evolucionan y se transforman. Mientras los aranceles redefinen el panorama comercial mundial, el sector de la joyería es, según este informe, una categoría emergente con valiosas oportunidades de crecimiento.
Las cifras más recientes de Business of Fashion (BoF), junto con McKinsey, muestran cómo la industria joyera atraviesa una etapa de ajuste profundo, pero también de oportunidad. Aquí va un análisis con los puntos clave.
Según el informe The State of Fashion se proyecta que el mercado global de bienes personales de lujo crezca entre 2% y 4% anualmente de 2025 a 2027. Dentro de las categorías de lujo, joyería y artículos de cuero (como bolsos) son de las más resilientes, con estimaciones de crecimiento del 4% al 6% anual para joyería. De hecho, se prevé que la joyería sea la categoría de moda de más rápido crecimiento por ventas unitarias en los próximos años, con un ritmo casi cuatro veces superior al de la ropa. Tanto la joyería de fantasía como la fina crecerán entre un 5,3% y 5,6 % anual hasta 2028.
Dentro de esta categoría, el estudio indica que la joyería fina (o premium) es especialmente relevante para el valor total del mercado. Una razón importante para ese crecimiento es el aumento de la demanda de joyería con marca (“branded jewellery”), que en 2024 representaba el 25 % del mercado y creció un 8,3 % anual entre 2021 y 2024, casi el doble del 4,3 % de la joyería sin marca. Para 2025, el 61 % de los consumidores considera que la marca es un factor clave en joyería. Este segmento puede tener precios hasta seis veces más altos que la joyería sin marca, lo que intensifica la competencia entre marcas de lujo tradicionales, firmas de moda y nuevas empresas DTC (direct-to-consumer).

Profundizando, los diamantes representan aproximadamente un tercio de las ventas globales de joyería y se espera que crezcan un 4–5 % anual hasta 2028, con los diamantes cultivados en laboratorio creciendo un 15–16 % anual, especialmente en India, China y EE. UU.
Además, la sostenibilidad emerge como un factor decisivo en la compra: BoF/McKinsey estima que las compras de joyas finas motivadas por sostenibilidad van a más que triplicarse. Esto requiere que las empresas fortalezcan la trazabilidad y la transparencia en su cadena de suministro para demostrar un compromiso real, más allá de marketing superficial.
Este crecimiento está impulsado por el valor único de la joyería, que combina emoción y resguardo financiero; cuando se compara con otras categorías como bolsos y accesorios, los consumidores consideran que las joyas tienen mayor potencial de inversión, con 15 puntos porcentuales de ventaja.
La joyería trasciende el regalo: más consumidores compran para sí mismos
La joyería está viviendo una transformación profunda y está cada vez más asociada con la identidad personal que con una ocasión específica; como resultado, más personas la adquieren para sí mismas en lugar de regalarla. Según este estudio, el 42% de las mujeres y el 35 % de los hombres confiesa adquirir más joyas para su propio disfrute que hace apenas dos o tres años.
Este fenómeno responde a varios factores: por un lado, el aumento de los ingresos disponibles; por otro, la redefinición de los roles de género y el empoderamiento femenino. Se estima que para 2028, las mujeres controlarán más del 75% del gasto discrecional global, un cambio que promete impulsar las ventas de joyería dirigida a consumidoras que compran para sí mismas. De hecho, el 41% de los minoristas de joyería considera que la compra femenina para sí misma es la principal oportunidad en la categoría de plata, frente al 26% que aún prioriza el regalo. Entre las piezas más demandadas se encuentran las de precio accesible: los consumidores se sienten atraídos por joyas entre 100 y 500 dólares, ideales para invertir en estilo sin esperar una ocasión especial.
La joyería masculina en auge
Aunque todavía representa un segmento menor, la joyería masculina es una de las áreas de mayor crecimiento: se prevé una expansión anual del 7 al 8 % hasta 2028, frente al 4–5 % estimado para la joyería femenina. Las marcas responden con colecciones masculinas y unisex, muchas veces asociadas a rostros reconocibles, como el actor coreano Byeon Woo Seok, convirtiendo las piezas en herramientas de estilo y autoexpresión para él y para ella.
La autoexpresión, clave en la transformación
La autoexpresión se está convirtiendo en un motor clave en la joyería en todos los segmentos de precio: el 71 % de los consumidores afirma que la joyería es una forma de expresar su personalidad y el 75 % prefiere diseños creativos o únicos. Así, este sector se consolida como un verdadero lienzo de identidad, desde diseños personalizados hasta tendencias como el stacking, el layering o el mix de materiales que permiten construir un estilo propio en cada detalle.
La joyería playfull y gorgeus está ganando terreno: anillos inspirados en comida, colgantes de esmalte neón y otros diseños divertidos triunfan en redes sociales y se extienden desde la bisutería accesible hasta piezas de piedras preciosas que superan los 25 000 dólares. Pequeñas marcas con colecciones limitadas, como Irene Neuwirth o Nadine Ghosn, se posicionan como referentes de este nuevo lujo personalizado y exclusivo.
Además, la popularidad de la joyería como forma de autoexpresión favorece a las marcas con identidad propia, que incorporan iconografía y lenguaje simbólico propio, ofreciendo un código rápido de identidad al consumidor.

Un consumidor que también se transforma
El informe de BoF también destaca cómo los clientes de lujo tienen ahora expectativas muy diferentes: buscan no solo productos, sino experiencias significativas. Hay un replanteamiento claro de prioridades: muchos consumidores prefieren invertir en experiencias (“money-can’t-buy”) y en objetos con valor emocional, antes que en puros logros de estatus. En el caso de la joyería, esto se traduce en un impulso hacia piezas con significado personal, artesanales o con historias detrás.
En este escenario entran el juego diferentes prioridades estratégicas como un Reset estratégico, para definir claramente los valores fundamentales, los clientes prioritarios y diseñar una propuesta de valor que combine producto experiencia y precio; invertir en productos icónicos que mantengan o elevan la calidad artesanal, incluso si eso significa reducir volumen para proteger la exclusividad ya que será clave mantener un equilibrio entre volumen y exclusividad: producir menos, pero con más valor percibido, puede ser más rentable y estratégico a largo plazo. También, las experiencia de compra deberán transformarse para ofrecer un momento único y especial (visitar el taller, un diseño personalizado o una asesoría exclusiva son ejemplos de este cambio de estrategia).

